Piel de canela y cuerpo sinuoso

Se quedaron un rato largo en esa situación. Fred jugaba mecánicamente con el pelo de Ana mientras que reanudaba la respiración normal y Ana recorría, casi imperceptiblemente, la piel de Fred con la yema de los dedos de su mano libre.

¡Para nada! odio los celos

Y digo insistir un tanto porque todo tiene un límite, incluso para ti. Algunas chicas con las que hables puede que no hayan tenido un buen día, o bien que seas el vigesimotercer hombre que la entra esa misma noche y ya tenga la paciencia un pelín agotada.